Los ejecutivos modernos son hombres y mujeres de acción. Eligen, deciden, compiten, luchan.
Para concretar logros están obligados a pelear como guerreros. Sus batallas cotidianas se llaman: convencer, explicar, persuadir e influir.
Es por esto que la oratoria está más vigente que nunca en el mundo de los negocios. Grandes ejecutivos del mundo, han hecho del discurso una herramienta fundamental para sus presentaciones de grandes y trascendentales emprendimientos.
Han pasado de los escritorios a los grandes auditorios, convirtiéndose en la imagen de su marca, utilizando la retórica como un medio fundamental para la venta de sus productos.
Pero, ¿su capacidad de persuasión es innata o cualquiera puede aprender el arte de hablar en público? Siempre pregunto a mis alumnos: ¿El orador, nace o se hace?
De acuerdo con algunos expertos ciertas personas nacen con un don especial para la oratoria. No obstante, con el debido entrenamiento y persistencia, cualquier ejecutivo puede adquirir un buen nivel.
Las palabras no pueden ser meros sonidos sin sentido y es importante comprender que no solo en ciertos momentos debemos desarrollar una impecable ejecución discursiva. En mi ejercicio he podido ver de manera recurrente la compleja confusión sobre el término: ‘hablar en público’. Cuando se está en una reunión uno a uno, o bien, cuando estamos en un pequeño auditorio, en una sala de juntas y nos toca levantar la mano, en ese momento, requerimos de la oratoria.
Eso sí, no es una habilidad que cualquiera pueda desarrollar de la noche a la mañana, requiere mucho tiempo de preparación y entrenamiento.
Por eso, a la hora de desarrollar un discurso, es necesario que entiendas los siguientes puntos:
• Definir el objetivo. Considera ante quién vas a hablar, de qué le quieres convencer, y cómo podrías convencerlos.
• Establecer una estructura. Comienza con algo de impacto, es decir algo que llame la atención, luego construye la introducción al tema y procede a desarrollarlo, no olvides incluir ejemplos. Termina con la petición que harás a tu público y agrega un cierre que resuma tu idea, o ¿por qué no? Que arranque un aplauso.
• Revisa que tu presencia sea pulcra y acorde al evento, ten una postura neutral, revisa tus movimientos y ademanes y no olvides el contacto visual. Cuida tu lenguaje y considera que todos los presentes deben entender todo lo que dirás. Utiliza matices de tono, volumen y velocidad en tu voz para mantener a tu público atento.
• Practicar, practicar y practicar. Escribe tu discurso, léelo en voz baja y quita lo que pueda ser complicado, mantenlo simple y natural. Algo importante: trata de que tú discurso, si no es una ponencia, dure no más de 5 minutos. Eso es suficiente para impactar y convencer a tu público.
La oratoria nunca ha pasado de moda, aunque sí ha tomado un nuevo impulso en los últimos años.
Es una herramienta de liderazgo y, claro, cualquiera que es líder tiene que vender sus ideas, comunicar su visión y qué mejor manera de hacerlo que a través de la expresión hablada. Las empresas deberían procurar que sus gerentes, sus directivos, tomen este tipo de entrenamiento porque es fundamental para ellos comunicar ideas.